El 31 de mayo se recuerda el Día Mundial contra el Tabaco, una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir un factor de riesgo que todavía hoy es responsable de la muerte de más de 40.000 personas por año en la Argentina.

El 31 de mayo se recuerda el Día Mundial contra el Tabaco, una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir un factor de riesgo que todavía hoy es responsable de la muerte de más de 40.000 personas por año en la Argentina.

La Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (Fundeps) recuerda que el consumo de tabaco es la principal causa prevenible de defunción y que, actualmente, mata a uno de cada diez adultos en el mundo. Produce, entre otras, enfermedades cardiovasculares, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc) y cáncer de pulmón, patologías que además causan una carga sanitaria enorme para los sistemas de salud de los países.

El domingo, en conmemoración de ese día, Fundeps, junto con la Alianza Libre de Humo Argentina (Aliar), y la Municipalidad de Villa Carlos Paz, “comenzarán el desarrollo 
de un plan integral que asegure el cumplimiento de la normativa nacional de control del tabaco”, según informaron las entidades.

Entre otras acciones, se realizarán intervenciones para concientizar a la población sobre las consecuencias de consumir tabaco. Las actividades comenzarán mañana con el tratamiento en el Concejo de Representantes de Villa Carlos Paz de un proyecto de declaración de adhesión y beneplácito por el Día Mundial sin Tabaco. En tanto, el domingo se introducirá un proyecto de ordenanza para la adhesión a la ley provincial, que a su vez adhiere a la ley nacional de control del tabaco.

Esas primeras intervenciones –informaron desde las entidades– concluirán el miércoles 3, a las 17, en la calle 9 de Julio 70 (frente a la Galería Estrada), donde se intercambiarán cigarrillos por frutas.

Denuncia

En tanto, también en el marco del Día Mundial sin Tabaco, la Fundación Interamericana del Corazón Argentina denunció a las tabacaleras Massalin Particulares y Nobleza Piccardo.

La Fundación demostró que hay incumplimiento de la Ley Nacional de Control del Tabaco 26.687, sancionada en 2011, que prohíbe la publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco en forma directa o indirecta y a través de cualquier medio de difusión o comunicación.

La violación denunciada tiene que ver, entre otras cosas, con la restricción de poner en los quioscos avisos visibles desde el exterior.

Diversos relevamientos demostraron que se registra un despliegue de anuncios publicitarios de marcas de cigarrillos también en bares y discotecas de distintas ciudades del país, incluyendo Córdoba.

Además, se probó la realización de “acciones de promoción en bares, discotecas y puntos de venta, que consisten en la entrega gratuita de paquetes de cigarrillos y otro tipo de obsequios”. Asimismo, se demostró la realización de concursos que se promocionan en puntos de venta, Internet, dentro de los paquetes de cigarrillos y por correo electrónico.

Finalmente, también se observaron acciones de patrocinio en eventos culturales, tales como recitales de música.

“A pesar de la vigencia de la ley nacional de control de tabaco 26.687 y su decreto reglamentario 602/13, constatamos la existencia de abundantes campañas publicitarias de cigarrillos que violan la normativa”, denunció la Fundación.

La asociación dio a conocer que denunciarán la situación ante el Ministerio de Salud de la Nación.

“Confiamos en que el Ministerio aplicará las sanciones pertinentes y continúe con las fiscalizaciones ya iniciadas en el mes de enero de 2015”, sostuvo Belén Ríos, directora del área legal de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina.

“Estas campañas tienen en común que apuntan a jóvenes, ya que utilizan eslóganes y mensajes relacionados con la diversión, la independencia, el desafío, la aventura y se despliegan principalmente en internet y espacios concurridos por jóvenes, como bares y discotecas”, dijo por su parte Verónica Schoj, directora ejecutiva de FIC Argentina.

Fuente: La Voz del Interior.
Link: http://www.lavoz.com.ar/salud/acciones-contra-el-tabaquismo

Infobae revela por primera vez los casos de violación y maltrato físico y psicológico que sufrieron las mujeres que participaron del conflicto bélico, cuyas historias fueron silenciadas y olvidadas. La mayoría de las víctimas eran menores de edad. Sus testimonios

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Ya no son invisibles. La última dictadura militar y los sucesivos gobiernos democráticos sepultaron la historia de las mujeres que participaron de la Guerra de Malvinas, pero un libro las sacó del letargo. Su publicación animó a muchas a contar parte de lo que desencadenó pesadillas, estrés postraumáticos y adicciones: los abusos a los que fueron sometidas. Las violaciones, las golpizas y el maltrato psicológico que sufrieron. Infobae revela por primera vez algunos testimonios del horror durante el horror.
“Lo que más me costó entender es que ellas creían que estaba bien, que se lo tenían que bancar”, confiesa en una entrevista con Infobae Alicia Panero, cuyo libro Mujeres Invisibles recuperó la silenciada historia de las mujeres que participaron de la Guerra de Malvinas.
El libro, publicado el año pasado, no trata el tema de los abusos, porque sencillamente no se sabía que habían ocurrido. “Me decían que habían vivido cosas feas, pero yo me imaginaba cuestiones propias de la guerra y de la época”, explica Panero. Pero en marzo de este año una de las víctimas por primera vez contó que la acosaron sexualmente. No buscaba un reconocimiento, sino liberar un recuerdo hasta entonces reprimido. Y con el tiempo aparecieron más.
Hasta ahora se conocen seis casos de abuso sexual, físico y psicológico, y se presume de un séptimo. Todas eran aspirantes de entre 17 y 21 años que habían ingresado a la Marina como estudiantes de enfermería, que se desempeñaban en la Escuela de Sanidad del Hospital Naval de Puerto Belgrano y que atendieron a los heridos durante la Guerra de Malvinas. Y todas apuntan contra dos superiores: el teniente José Italia y el suboficial José Vivanco.
Claudia Patricia Lorenzini fue la primera en contar su dolor, luego de recuperarse de una adicción de dos décadas al alcohol. Con sólo 15 años, había ingresado en 1981 a la Armada en el marco de un curso no tradicional para mujeres de quinto año del secundario con experiencia en enfermería en el ámbito civil. Viajó al sur desde La Plata junto a otras tres adolescentes.
“‘Aspirante Lorenzini, venga, vamos a ir a que se pruebe su uniforme de gala’, me decía (el teniente Italia). Y yo me subía a su cupé Fiat celeste. ‘Vos me gustas. Yo te voy ayudar, pero no tenés que decir nada a nadie porque te puede costar la baja. Además no te creerían’, me advertía. Y sus manos comenzaban a meterse debajo de mi chaqueta de fajina. Luego me besaba, y llevaba mi mano a su miembro, mientras acariciaba mis entrepiernas. Sucedió muchas veces”, recuerda.
“Para mí era parte de la instrucción. ¿Mis sentimientos? No sé, parecía un juego, pero puedo aseverar que me causaba temor. Cada vez que él aparecía me producía un gran malestar, me irritaba su presencia. Mis manos se abrían y cerraban con mucha transpiración, me mordía los labios. Cuando comenzó la guerra solía verme con él, pero con menos frecuencia. Me ha llevado al (buque hospital) Bahía Paraíso a mí sola para trasladar algo, y de paso aprovechaba”, añade.
El tiempo pasó. Pero como Patricia “no aguantaba más”, decidió detallarle su martirio a otra aspirante que era un poco mayor, quien a su vez le contó a otra compañera. La historia, al parecer, escaló. Y un día la mandaron a llamar sus superiores.
“Había unos cuantos hombres con jinetas importantes. Me parece que estaba el director de la Escuela de Sanidad Naval, (Ricardo) Arieu. Me preguntaron si era cierto lo del teniente Italia y les dije que sí. Estaba re asustada. Me preguntaron quién más lo sabía y les dije que (la aspirante tucumana) Marcela Baldiviezo. Me preguntaron cómo se dieron los hechos y les conté. También les dije que tenía todo escrito en mi diario íntimo. Me lo confiscaron y mandaron a buscar a Baldiviezo. Me hicieron salir y al rato me llamaron. Me dijeron: ‘Usted va a ser dada de baja de esta institución. El motivo que va a decir es que extraña mucho a su mamá'”, señala Patricia. Y por supuesto, la amenazaron. “Ojo con contarle esto a alguien, ni a su madre, o con contar lo que vio con respecto a los heridos o a los simulacros. Recuerde que sabemos dónde están sus familiares, qué hacen y dónde trabajan. También recuerde que el servicio de contrainteligencia va a estar permanentemente detrás suyo. Bueno, ahora firme estos papeles”, le sugirieron.
Otros tres casos de abuso sexual que se conocen hasta ahora, aunque sus víctimas no quieren que trasciendan sus nombres porque ni sus parejas saben lo que padecieron. Una de ellas tenía 19 años. Al igual que el resto, culpa a Italia y a Vivanco. Pero aclara: “Es una pesadilla que me llevaré a la tumba. Prefiero olvidar y tratar de pasar lo mejor posible lo poco o mucho que me queda de vida”.
Su testimonio también es desgarrador. “A mí me cagaron la vida”, sentencia. “Me vejaron y violaron en la habitación donde se guardaban las valijas y los bolsos que teníamos cuando ingresamos, pagado al baño”, recuerda. La pesadilla duró unos meses, hasta que pidió la baja.
Hay otro caso que se sospecha, pero que difícilmente pueda ser probado, ya que la víctima falleció. Sin embargo, sus compañeras creen que fue abusada. “Italia la volvió loca, hasta que terminó pidiendo la baja”, comentan. A su vez, Alicia Panero cree que deben haber más, pero que todavía no se animaron a contarlo. “La mayoría, hasta ahora, me buscaron a mí, porque hice el libro. Pero cada una tiene sus tiempos”, precisa.
La Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables está trabajando en una presentación integral ante el Gobierno. “Se podría hacer una denuncia penal, pero al margen de que habría que buscar testigos y obligar a las víctimas a revivir todo, sería muy difícil de comprobar un delito, si es que no está prescripto. Pero por lo menos esperamos que haya un reconocimiento, porque el Estado tenía la tutela de estas chicas que fueron abusadas”, reflexiona Panero.
“Queremos que se investigue el tema –insiste–, porque la mayoría de las chicas eran menores de edad y el Estado estaba a cargo de ellas. Aun así, primero las sometió al trabajo con heridos de guerra sin las herramientas necesarias y después padecieron el maltrato, la violencia psicológica y sexual, la violencia de la institución. Y encima nunca las reconocieron por lo que hicieron. Es raro que ningún organismo de derechos humanos haya pedido algún informe sobre esto”.
El sometimiento no fue sólo sexual. También hubo maltratos físicos y psicológicos. Uno de los testimonios que incluirá la presentación de Fundeps es el de Nancy Susana Stancato, que junto a Patricia se sumó al grupo desde La Plata, también con escasos 17 años. Una publicidad televisiva la motivó a estudiar enfermería. “Soñaba con ingresar a la Armada para escapar del control de mis padres. Nunca imaginé lo que estaba por vivir”, repasa.
Una frase la acompañó durante todo el “periodo selectivo preliminar” o PSP: “Queremos mujeres militares, no muñecas vestidas de uniforme”. Fue lo primero que escuchó cuando llegó a Puerto Belgrano en medio de una lluvia feroz que recuerdan todas las aspirantes.
La historia de Nancy podría ser la de cualquiera de los conscriptos a los que les pagaron su esfuerzo con humillaciones y olvido. Hace poco le preguntaron si alguna vez la habían maltratado y lo negó. “En esa época no había derechos del menor, violencia de género y demás. Hoy, 33 años después, me doy cuenta de que sí”, revierte. Y apunta tres casos puntuales. “Si bien ni me quejo de la instrucción militar, puedo recordar muy bien que por saludar con la muñeca doblada mi instructor me pegó con una tabla, lo que me causó una fisura. Estuve un tiempo con una férula y vendaje. En otra oportunidad, estando de imaginaria en la puerta del alojamiento, en vez de saludar como nos habían enseñado (‘Buenas tardes, suboficial, Nancy Stancato, aspirante naval de primer año, rol 117’), sólo dije ‘Buenas tardes, suboficial’, y ante mi saludo, el suboficial me dio una trompada en el pecho que dejó marcada por varios días un rosario que me habían regalado. También recuerdo que me quejaba porque me dolía la cabeza y yo decía que era porque extrañaba el mate, hasta que un día, la misma persona me llenó la boca de yerba con una cuchara y me dejó en posición de firme por mucho tiempo. Y fui testigo de patadas por hacer mal las lagartijas o por rendirse por no poder más”.
Luego llegó la guerra. Todas señalan lo mismo. Primero, antes de que empiecen las batallas, llegaron los primeros soldados del frente con pie de trinchera. Después, arribaron los sobrevivientes del crucero General Belgrano. Y sobre el final, los chicos desgarbados, desnutridos, arruinados. “Son tantas las cosas que no recuerdo y las que recuerdo y no quiero, como los gritos, los llantos de los amputados, los ‘me quiero morir’, ‘no quiero volver así a mi casa’, ‘no quiero ser una carga para mi familia’, los llantos silenciosos, las miradas sin vida”, repasa Nancy en su crudo relato.
Su baja fue tan denigrante como la de Patricia y también por motivos que nada tuvieron que ver con su desempeño. Fue a principios de 1983, supuestamente por robar yerba y azúcar del cuartel. La realidad era otra. Había cometido un pecado capital en el mundo castrense: cuestionar. La acusaron de traición a la patria y la amenazaron con matarla y hacer desaparecer a sus padres.
Hace mucho tiempo lo narró en una entrevista. Indicó: “Había unos containers de los que se bajaba un montón de ropa, golosinas y cigarrillos que habían sido donados. Yo pregunté por qué no estaban en las islas y me dijeron que allá no eran necesarios. Pero cuando empecé a recibir a los chicos, vi el grado de desnutrición que tenían. Eran piel y hueso. Hasta se peleaban por una galletita. Todo eso hizo un crack en mi cabeza y lo comenté. Protesté, insulté, pero en mi alojamiento, entre aspirantes y cabos. Nunca a un superior. Igual me llevaron al director Arieu, junto con otras personas que ni me acuerdo, y me dijeron que cometí traición a la patria y que iban a pensar si me hacían una corte marcial y que me podían fusilar. Me dio mucho miedo. En esa época, además, desaparecía gente. ¡Y yo tenía 18 años recién cumplidos! Así que después de 3 días me prohibieron hablar de esto. Y se dejó correr la voz de que robé yerba y azúcar, algo que era muy común. Después me volvieron a llamar, me dijeron que no me iban a fusilar, me hicieron firmar un montón de papeles y me dijeron que si hablaba de Malvinas, mis viejos iban a desaparecer. Nunca más hablé de la guerra”.

Aclaración: las negritas fueron puestas originalmente por Infobae.

Link a la nota: http://www.infobae.com/2015/05/28/1731513-la-historia-jamas-contada-las-enfermeras-abusadas-la-guerra-malvinas

The project lacks operational standards, everything is subject to rulemaking and the enforcement authority. The objectives are perceived to achieve a good living, not as a consequence of it.

Spatial planning; not only regulate human activities with the environment but with other and human activities that have an impact on settlements or communities. Citizen participation; is not only the condition of being citizens that allows us to participate but our human condition, everyone has the right to be consulted (different to the right to speak).

Link: http://www.ivoox.com/ley-ambiente-agustin-filippi-fundeps-audios-mp3_rf_3034751_…

The Córdoba governor said the plant “was an error” and questioned the National Government as to why the province was not consulted about the extension of it’s operating life.

BUENOS AIRES, Argentina – The governor of the province of Córdoba, José Manuel de la Sota, said during a radio interview with LT8 from Rosario on the 19th July that the Embalse Nuclear Power Plant “was an error”. This has produced much optimism among the general population and environmentalist organisations who demand the nuclear disarmament of the province and that the plant is taken out of operation.

“Nobody wants to have a nuclear power plant opposite their house, even if they tell us it is safe, that it’s fantastic,” the governor said.

The Embalse Nuclear Power Plant is situated on the southern coast of the Río Tercero reservoir in the province of Córdoba, approximately 100 kilometres from the province’s capital.

It began operation in 1984, and reached the end of it’s operating life in March 2012. However, it has not been dismantled and the National Government intends to extend it’s working life by another 25 years. De la Sota questioned why the government didn’t consult the province. “It is my understanding that the corresponding company that depends on the government would have decided to extend the plant’s lifespan, alleging that it would cost the same to close it as to keep it in operation… This topic, alongside others, will have to be discussed, but I don’t think a decision will be reached before the provincial elections next year,” he continued.

In the same way, the governor also talked about safety issues, claiming that everything to do with nuclear energy is subject to questioning after Chernobyl and Fukushima.

Concerning questions of safety, the Minister of Planning and Public Investment Julio de Vido said last year during a press conference that the accident in the Japanese plant caused by a tsunami had unique characteristics related to the country’s seismology.

“It was an accident that cannot be compared and has no possibility of being repeated in Córdoba,” the minister said.

Resistance

A coalition of local and national organisations formed ‘Córdoba no nuclear’ and presented a bill to the provincial government for the “obsolete and dangerous” Embalse power plant to close permanently.

The campaign organised by the coalition gathered 30,000 signatures from people in Córdoba who support their cause and the draft law is waiting to be dealt with by the province’s lawmakers.

The Córdoba No Nuclear coalition is made up of CEDHA, Eco-Sitio, FUNDEPS, Greenpeace, Fundación Hölderlin, Los Verdes and Tierra Vida.

“Now there are more than 30,000 of us demanding the permanent closure of the Embalse power plant and we urge the governor De La Sota to support our cause in the government so this may happen,” the environmentalist Luis Tuninetti from Eco-Sitio said.

Translated by: Rachel Neal