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Junto al Espacio de Economía Feminista Córdoba y con el apoyo de la Fundación Heinrich Boll, realizamos un ciclo de 5 encuentros virtuales para visibilizar y debatir sobre la existencia de otras economías que pongan en el centro a la vida humana y no humana y a los cuidados que las hacen posibles.

El Ciclo de webinarios sobre Economía Feminista (EF) inició el 30 de septiembre y se extendió a lo largo de dos meses. Participaron especialistas en Economía Feminista, Economía Popular, Economía Ecológica y Economía Social y Solidaria, integrantes de diversos espacios autogestivos y activistas que apuestan y trabajan en pos de otras economías, que reemplacen el afán de lucro por el cuidado y sostenibilidad de las vidas humanas y no humanas. 

El panel del primer webinar estuvo conformado por Ariana Cervantes y Vanessa Ullua (integrantes del Estudio contable Virginia Bolten) y Shams Selouma de la Incubadora Feminista Latinoamericana. En ese encuentro se ofrecieron herramientas jurídicas, tributarias y administrativas para organizaciones autogestivas y comunitarias. A su vez, se presentó el Recursero Herramientas para la autogestión desde una perspectiva de la sostenibilidad de la vida

El segundo webinar, llamado “Hacia la sostenibilidad de la vida. Diálogos entre las experiencias de América Latina y España”, sentó las bases y lineamientos teóricos de la Economía Feminista desde una perspectiva de la sostenibilidad de la vida, a fin de reflexionar y discutir nuevas formas de pensar y organizar el trabajo, producir, distribuir y consumir, que subviertan las lógicas capitalistas y heterocispatriarcales. El espacio buscó establecer una conversación entre miradas teóricas y experiencias desde América Latina y España. En este encuentro participaron especialistas en la temática: Astrid Agenjo Calderón, Patricia Laterra y Natalia Quiroga Díaz. 

A este encuentro le siguió otro que abordó el tema de los cuidados como condición para el sostenimiento de la vida. En el webinar “Lo esencial es invisible al mercado. Corresponsabilidad, comunidad y cuidados”, participaron Corina Rodriguez Enriquez, Gabriela Marzonetto y Paola Bonavita, quienes expusieron sobre políticas de cuidado actuales y cuidados comunitarios en Argentina y específicamente Córdoba. 

Finalmente, los últimos dos webinaros se propusieron plantear y debatir, desde un enfoque teórico primero y empírico después, las posibilidades de construir y sostener otras economías que articulen las propuestas de la Economía Social y Solidaria, la Economía Popular, la Economía Ecológica con la Economía Feminista. 

Las reflexiones teóricas fueron planteadas en el webinar “Otra(s) economía(s). Diálogos entre la Economía Feminista y las economías Popular, Solidaria y Ecológica”, gracias a los aportes de Ariana Ortega y Magalí Magnani del Área de Ecofeminismo del Taller Ecologista de Rosario, Florencia Partenio, Karina Tomatis. Las tensiones y dilemas, así como las propuestas teóricas planteadas en este encuentro, fueron puestas en diálogo con experiencias autogestivas de la ciudad de Córdoba, que participaron del último webinar “La otra economía existe y sostiene la vida. Conversatorio con organizaciones autogestivas y comunitarias de Córdoba”. 

En este último encuentro participaron integrantes de la cooperativa Corteza del Chañar, cooperativa Wallmarx, la Textil del Encuentro de Organizaciones y de la Feria Agroecológica de Córdoba, que compartieron experiencias concretas que visibilizan la existencia de otras economías, vislumbrando un real horizonte en el que estas sean posibles. 

Creemos, y el contexto actual particular lo está evidenciando cada día, que la sostenibilidad de la vida debe estar en el centro del debate, que debemos seguir pensando y construyendo colectivamente qué economía queremos y necesitamos para sostener nuestras vidas y todas las vidas que habitan este planeta de una manera digna de ser vivida.

Sabemos que aún queda un largo camino para deconstruir y transformar una economía constituida a partir de una lógica productivista, de acumulación de capital, de deterioro del ambiente. Por eso se torna urgente y necesario visibilizar y fortalecer teorías y experiencias de otras economías, construidas desde la autogestión y a partir de los debates feministas, poniendo en el foco el buen vivir y que apuestan cada día a otro mundo posible. 

Para revivir los encuentros, hacé click en los siguientes enlaces:

Contacto

Cecilia Bustos Moreschi, cecilia.bustos.moreschi@fundeps.org 

El presente material es un recursero práctico de nociones básicas sobre la autogestión. Es el resultado de debates y diálogos, cargado de grandes deseos de transformación social.

Junto al Espacio de Economía Feminista de Córdoba y con el apoyo de la Heinrich BÖll lanzamos una serie de 5 encuentros virtuales para reflexionar en torno a otras economías que se centren en la sostenibilidad de la vida. 

El ciclo de webinars sobre Economía Feminista abordará, desde esta mirada, distintas aristas que nos permitirán reflexionar, debatir y compartir saberes y experiencias sobre otras formas de organizar el trabajo, producir, distribuir y consumir que subviertan las lógicas capitalistas y heterocispatriarcales. 

El ciclo nos invita a articular las propuestas de la Economía Social y Solidaria, la Economía Popular, la Economía Ecológica con la Economía Feminista, a fin de pensar otras economías que reemplacen el afán de lucro por el cuidado y sostenibilidad de las vidas humanas y no humanas.

 

1. Herramientas para organizaciones autogestivas y comunitarias. Recursos jurídicos, tributarios y administrativos.

Disponible aquí

 

OCTUBRE

2. Hacia la sostenibilidad de la vida. Diálogos entre las experiencias de América Latina y España.

> Próximo 16 de octubre 10am

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3. Lo esencial es invisible al mercado. Corresponsabilidad, comunidad y cuidados.

 

NOVIEMBRE

4. Otra(s) economía(s). Diálogos entre la Economía Feminista y las economías Popular, Solidaria y Ecológica.

5. La otra economía existe y sostiene la vida. Conversatorio con organizaciones autogestivas y comunitarias de Córdoba.

El 9 de abril se estableció, en nuestro país, el día de pago igualitario entre hombres y mujeres. Al día de hoy contamos con grandes brechas de género que están lejos de cerrarse.

Las mujeres cobran menos que sus pares varones. Eso es un hecho. Y aún más, las personas transgénero también cobran aún menos, o directamente se les excluye del mercado laboral. El pasado 16 de marzo, la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de la Nación presentó el informe “Las brechas de género en la Argentina: Estado de situación y desafíos”. Allí, se evidencia que la brecha de ingresos totales entre varones y mujeres (calculada como la variación relativa entre la media de ingresos de los varones y el promedio de ingresos de las mujeres) es del 29%, y se amplía para las asalariadas informales, alcanzando un 35,6%

Entonces, podemos decir que no se cobra lo mismo por las mismas tareas. Pero también podemos preguntar: ¿Realizamos las mismas tareas varones y mujeres? Las tareas que principalmente realizan las mujeres dentro del hogar, y que corresponden al trabajo reproductivo, históricamente no se las ha considerado como tal y por lo tanto, no han sido remuneradas. La incorporación de las mujeres al mercado laboral, no ha generado una distribución más justa de las tareas domésticas y de cuidado hacia el interior de los hogares. Las mujeres aún son responsabilizadas de la mayoría de estas tareas y le dedican casi el doble de tiempo que los varones, incluso cuando trabajan fuera de sus casas. Situación que se profundiza si estudian o si participan de espacios de activismo y/o militancia. Es decir, ellas trabajan dobles y triples jornadas, pero cobran menos que sus pares varones. Y ahí aparece la desigualdad frente a nuestros ojos. 

Desde los feminismos y los movimientos de mujeres y de las diversidades y disidencias sexogenéricas se vienen pensando estas brechas hace mucho tiempo. La división sexual del trabajo, los techos y paredes de cristal son algunas herramientas de análisis que se han elaborado para entender esta realidad desigual. Para entenderla y transformarla. 

Actualmente, persiste la idea de que las mujeres poseen un instinto natural para cuidar. Los trabajos que implican cuidados y que en su mayoría son realizados por mujeres son los peores pagos. Los estereotipos de género están a la orden en las entrevistas laborales, concursos de cargos y decisiones de ascensos y responsabilidades. Los hombres no están obligados a conciliar su vida en el hogar con el trabajo fuera de él, las mujeres si. Las mujeres ven disminuida su posibilidad de capacitación, perfeccionamiento y ascenso laboral (fenómeno denominado “techo de cristal”) en los años que tienen a hijas e hijos a su cargo. Los varones no. La ley otorga a las mujeres licencias laborales más largas para cuidar a hijos e hijas. Pero lejos de ser un privilegio, esto último no sólo resulta en discriminación al momento de la contratación o de considerar a una mujer para un ascenso. También refuerza los estereotipos de mujer madre y de un padre solo como proveedor de una familia tipo, que no debe ocuparse del cuidado de niños y niñas bajo su responsabilidad.

Las mujeres no solo ganan menos, sino que se ven obligadas a gastar más. Existe lo que se conoce como el “tax pink”. El mercado ofrece productos dirigidos hacia las mujeres y que son ostensiblemente más costosos. Estos productos van desde un desodorante, una afeitadora hasta un medicamento, como el ibuprofeno “fem”. Sin embargo estos cumplen las mismas funciones que para los varones. No existe una diferencia fáctica que dé fundamento a un precio distinto. Solo se refuerzan estereotipos que oprimen y perjudican cultural y económicamente a las mujeres. Así también, la salud sexual y (no) reproductiva de mujeres cis, personas trans y cualquier cuerpo menstruante se ve afectada con la ausencia de políticas públicas que transformen en un derecho el acceso gratuito a elementos para la gestión menstrual. 

Particularmente, dentro de la coyuntura actual de la pandemia del Covid-19, puede considerarse un momento bisagra, de quiebre en la sociedad global. No solo en las formas de funcionamiento de la economía y la manera de ejecutar las diferentes relaciones interpersonales, sino que, a su vez, se corre el velo sobre las tareas múltiples de cuidado que realizan las mujeres. Estas son trabajo no remunerado. Gracias a este, es que el varón puede gozar de una gran riqueza de tiempo que le permite capacitarse, lograr mejores empleos y disponer de tiempo para el ocio. 

Todo esto refuerza la desigualdad que afecta doblemente a las mujeres. Primero, porque trabajan gratis para sus familias, dada la naturalización de este trabajo por exigencia de los estereotipos de género. Y segundo, se les sustrae el tiempo para acceder, al igual que los varones, a espacios de capacitación, ocio y autocuidado. 

En este misma línea, no olvidamos que la Organización Mundial de la Salud considera la violencia de género como una epidemia social. El Observatorio “Mujeres, Disidencias y Derechos” de las Mujeres de la Matria Latinoamericana-MuMaLá  informó que desde el 12 de marzo, día que comenzaron las primeras medidas de aislamiento social, al 3 de abril se registraron 15 femicidios. 

Por último, celebramos la elaboración del informe sobre brechas por parte de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía y exhortamos al Estado y al sector privado a producir y poner en acción, en conjunto con la sociedad civil, políticas públicas tendientes a cerrar las brechas de géneros. Ello solo se puede lograr con la eliminación de estereotipos de géneros, inclusión en las mediciones a las personas LGBTIQ+, análisis de la economía con perspectiva de géneros, democratización de los cuidados y la participación de mujeres, géneros y sexos diversos y disidentes en la elaboración y toma de decisiones sobre esas políticas.

Autoras

  • Ivana Sanchez
  • Constanza Attwood

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