,

El Camino de la boleta

A días de las elecciones de este domingo 19 de noviembre, una nueva polémica se instaló en la agenda pública: uno de los partidos en competencia en el balotaje decidió entregar menos boletas a la Justicia Electoral para que sean repartidas en las mesas de votación, alegando el miedo a que las mismas desaparecieran y la ciudadanía no pudiese ejercer su derecho a sufragar. Sin embargo, esta denuncia presenta varias inconsistencias.

Los responsables de la impresión de las boletas y de su distribución son los partidos políticos, para lo cual el Estado les otorga los fondos necesarios para hacerlo. Para estos comicios, la Dirección Nacional Electoral valuó cada boleta en $2,92 otorgándole a cada partido el equivalente de 2 padrones y medio. Esto significa que se imprimen 2 boletas y media por partido para cada elector. 

Por ejemplo, solo para la categoría de presidencia y vicepresidencia en las PASO 2023, se le otorgó a cada partido poco más de 103 millones de pesos para que lo destinasen exclusivamente en la impresión de boletas. Si bien los partidos pueden decidir imprimir menos boletas de las que marca la Ley, de hacerlo están obligados a devolver el monto no devengado. 

Los partidos pueden elegir repartir las boletas por su cuenta o dárselas a la Junta Electoral para que las lleve a los centros de votación, repartiendo fajos de 350 boletas para cada mesa además de 2 fajos extras para contingencias, o cuatro más si el centro tiene más de 9 mesas.  

Aun si se le diera a la Justicia Electoral un fajo de 350 boletas por mesa -lo que alcanzaría para cubrir a todas las personas que vayan a votar-, el partido retendría un total de un padrón y medio de boletas para disponer libremente, ya sea repartiéndolas los días previos a la elección o utilizándolas como boletas de contingencia durante el proceso electoral, con lo cual no solo no faltarían boletas, sino que sobrarían. 

Es que el problema pasa por otro lado. El sistema asegura que cada votante tenga a disposición su boleta partidaria para votar, pero ¿por qué los partidos no entregarían a las autoridades electorales las boletas necesarias? ¿No habría allí un derroche de recursos y, sobre todo, una posible “caja negra”? Según una investigación de El Ruido y Connectas, en las PASO de este año solo una lista de las 1.818 que se presentaron a elecciones devolvió el sobrante de boletas no impresas. Más aun, 8 mil millones de pesos se destinaron a boletas de partidos que no superaron el 1,5% de los votos. 

Por cosas como estas es que muchas organizaciones pedimos, desde largo tiempo atrás, que se instaure un sistema de Boleta Única Papel. Pero también es cierto que el procedimiento actual es confiable y ha reflejado hasta aquí la voluntad del electorado, no habiendo ni un solo indicio que permita hablar de fraude. En realidad, a veces, hay quienes prefieren agitar el fantasma del fraude, antes que aceptar que no fueron una opción para la ciudadanía.